
Decir que la mejor arma contra las arrugas es la prevención, es una verdad de esas que no es agradable escuchar. Nos hace sentir que estamos frente a una batalla ya perdida. Y frente a una frase manida.
Y sin embargo así es (un poco). ¿Hasta qué punto una arruga que ya ha hecho acto de presencia puede desaparecer (sin pinchazo)?
Empecemos por partes. Porque no es lo mismo tener arrugas en el contorno de los ojos (patas de gallo), que en el cuello o en el resto de la cara. Cada uno puede ser combatido por separado pero las indicaciones son las mismas y reducidas:
-Factor solar, factor solar y factor solar. Y durante la noche: crema de noche hidratante diseñada para tu tipo de piel + un tratamiento específico contra las arrugas.
Somos firmes partidarias de hacer uso de todo remedio que esté a nuestro alcance y al de nuestro bolsillo para verse y sentirse mejor.
Lo que no implica pasarlo mal y exigirse lo imposible, especialmente si en los años de prevención no hemos estado a la altura de prevenir. Con 20 años habrás tenido otras preocupaciones y ni se te habrá pasado por la cabeza proteger tu cara y tu cuello. ¡Estabas a otra y lo entendemos!
Pero hay que ver el vaso medio lleno. Aún hay mucho en nuestra mano.
Siempre es buen momento para empezar. Invertir en un buen SPF utilizando el específico para cada zona, (para el contorno de ojos y para el resto del rostro). Y acabar acostumbrándote a su existencia en tu vida. Es algo mecánico. Por las mañanas te lo pones y por las noches lo que te aplicas es la crema (su pijama).
Todos envejecemos y forma parte de la vida sin embargo podemos hacerlo en nuestra mejor versión posible. Denota salud. Sin comparaciones. La edad verdaderamente es solo un número y el paso de nuestros años no define quienes somos. No somos botellas de vino, ni quesos curados. Obsesionarse con ella es vivir una pura ilusión y en nuestra opinión, una pérdida de tiempo, tiempo que irónicamente intentas parar. Nadie está para perderlo. Apostar por el slogan de ¡la arruga es bella!, tampoco es nuestra intención. Saber abrazar tu genética, entendiendo que forma parte de ti, del legado genético de tu familia y que tu cara representa un claro reflejo de tus hábitos, de la vida y sus alegrías, es partir de una buena base.
En este tema el colágeno ha ganado mucha popularidad, por su decisivo papel en el envejecimiento de la piel. Todas lo sabemos. El cuerpo cuando empieza a envejecer produce menos y no es fácil, ni con suplementación, ayudarle a producir más. En este tema mejor, conservar bien el colágeno que ya tenemos que mirar hacia fuera. Saber de dónde partimos. Siempre se puede prevenir mejor o peor.
Prevengamos pues:
- Agua por todas partes. Acuérdate de beber los famosos 2 litros. Con trozos de frutas o menta en la botella o lo que te guste, pero bebe y vuelve a beber.
- Duerme de verdad. Horas y horas. Recortar horas de sueño es un claro marcador en tu cara. Por no hablar de su impacto en tus hormonas y demás.
- Desconecta de la pantalla del móvil de vez en cuando. Piensa en todas las veces que nos refleja su luz, en comparación con otros tiempos. Nuestras abuelas no tuvieron que lidiar con ellas. Su impacto en la cara pasados los años aún no se ha podido apreciar dada su reciente aparición en nuestras vidas.
- Utiliza productos ideales para ti según el estado de tu piel ahora mismo. Analízala, obsérvate frente al espejo e infórmate sobre los ingredientes antes de decidir cuáles comprar.
- Accesorios, recala en su importancia. Gafas de sol, pamelas y gorras pueden ayudarte y a lo mejor nunca habías considerado su eficaz labor. Y en la funda de la almohada de tu cama: “Hola seda y adiós algodón”. Tu cara y tu pelo te lo agradecerán.
- Comparte con tus antepasados si tienes la suerte de poder. ¿Qué piel tenían tus padres? ¿Se arrugaron pronto? ¿Tías, abuelas?
- Dietas con presencia de antioxidantes. ¡Cuantos más mejor! Si queremos que no se note nuestro envejecimiento tenemos que darle algo al cuerpo para que se note por fuera. Té verde o Matcha (su versión más potente y rica), arándanos, bajas de Goji, canela, cilantro, alcachofas…Anímate a apostar por su potencia aunque no te emocione su sabor, tómalo como una medicina.
- Establece una rutina fija de productos y tratamientos. Quien algo quiere, algo le cuesta. Siempre puedes ayudar a tu piel con mascarillas, tratamientos profesionales, beauty gadgets…
- Y el más importante de todos: el factor solar (otra vez sí).
Concluimos recordando que no es un tema relacionado solo con la fecha de nacimiento que pone en tu pasaporte. Sino más bien con el reflejo que ves en el espejo cada día.