
Frío con viento pero no solo eso. Más bien ventisca que te arrincona. Portátil en mano vas de una columna a la otra, de un portal al siguiente, a cuestas con la bolsa del gym y las muchas otras mochilas que el día ha traído consigo.
Llegar a casa es el oasis con el que sueñas desde que has dejado la oficina. Y todo por él.
El querido trancazo que te acompaña. Embotamiento, goteo nasal, retumbe de cabeza…
Resumiendo: te tiene reducida a la nada. Es el momento de ser consentida más que nunca. En casos así los cuidados se deben extremar.
¿Quién no se ha sentido así alguna vez, lista para el arrastre?
Y es cuando un gran detalle como un extra de cuidados es más necesitado. Por eso te proponemos un kit completo para llevarle a quién te necesite y no pueda con su cuerpo. Para esa amiga que no pueda moverse del sofá del gripazo que tiene. Nosotras le llevaríamos una cesta. Con los esenciales para combatir ese malestar. ¿Qué metemos?
¡Saca la chuleta para apuntar!
- Aceite de coco orgánico. Para desmaquillarse los ojos ya que resfriada da aún más pereza. Pero sobre todo como enjuague bucal. Sí. En esos momentos la boca y sus entrañas están a rebosar de invitados no deseados. Para arrasar con ellos ninguno se resiste a su viscosidad. En forma líquida en la boca primero y luego en la garganta. En ayunas. Como primera limpieza del día. Si esta idea no le gusta también puede optar por enjuagarse la boca con un enjuague bucal natural. Nada de enjuagues color verde fosforito. Lo mejor es mezclarlo con agua para dejarlo diluido. Lo que nos lleva al siguiente utensilio:
- El rascador de lengua. Sabemos que te estará entrando la risa. Que muy probablemente no sepas dónde encontrar semejante artilugio tan desconocido como repudiado. Es esencial. Lo ideal es comprar un pack de varios de golpe. Se cambian cada 3 semanas más o menos. Las instrucciones previas son importantes para que la persona a la que quieras mimar no te lo tire a la cara. ¡Extremar las medidas de higiene es fundamental! Te lo acabará agradeciendo.
- Jengibre: No gusta (nada). Pero las medicinas no lo hacen. Cortado en finas láminas es bastante pasable. Para añadir a vasos de agua, infusiones o para masticar. Es un alivio instantáneo y buenísimo para acabar con todo lo malo.
- Una botella de cristal si es mona y grande, mejor. Para meter agua mineral con pepino, limones, menta o el jengibre. Y que no se separe de ella. Este punto no es negociable.
- Letibalm, Tigerbalm o similares. Estos balms primos hermanos del Vicks VapoRub de toda la vida, son mano de santo en momentos de mocos. Para sienes, labios cortados y narices peladas. También para el dolor muscular, ¡mágicos!
- Gotas de aceite de Eucalipto. Y un pañuelo de tela ¡que no rechiste! Resultan muy agradables para aspirar. Y antes de la ducha es ideal para los vahos con vapor. Debe cubrirse con una toalla y respirar el vapor de las gotitas.
- Cepillo de cuerpo de cedras naturales. No tener energía ni ganas será el principal argumento en su contra. Pero precisamente contra la apatía de estar mal esto es lo mejor. Una sola vez antes de la ducha y después de los vahos y el sistema linfático estará exultante. No es momento de fustigarse en el gym. Este es el mejor sustituto.
- Mascarilla facial y corporal de arcilla. Las hay naturales que son para todas las partes del cuerpo. O si la tienes en casa llévale un poco en un tarrito. Todas las toxinas que se agolpan se multiplican en procesos infecciosos. Además de un magnífico ritual relajante, es perfecto para ayudar a la piel a expulsarlas, a limpiarse. Entre la ducha y el vaho esto será el final sublime antes de acostarse. Nota: Para melenas largas será ideal añadir una pinza, coletero o diadema en tu cesta de primeros auxilios.
- Fruta fresca cortada. Aportando color y lista para ser consumida. Detalles que en momentos así se hacen apreciar. Estando con el paladar entumecido apetecen especialmente frutas dulces y frescas. Como postre o merienda una granada, papaya, piña o mango. Se los comerá como churros.
- Una manta eléctrica, almohada de semillas para calentar o una bolsa de agua caliente como las de antaño. Se la colocas dónde más falta le haga y sus ojos harán chiribitas de la emoción.
- Una gran taza de caldo de pollo. Puedes llevársela en un recipiente, como las abuelas o en un cristal de mermelada. Lo importante es calentarlo al llegar a su casa en plan mayordomo. No hay nada mejor que este caldo. Comprado o hecho. A estas alturas no importa.