
En la actualidad abundan los centros de bienestar o detox por todo el mundo. Personas con vidas llenas de estrés diario se ponen por unas semanas, en manos de profesionales que llevan a cabo exquisitos protocolos para combatir los estragos sufridos por él, gastándose fortunas en estas curas de relajación.
Todo para combatir al enemigo número uno en la mayoría de sociedades, el estrés.
Para evitar su aparición y minimizar sus impactos, es imperioso vivir con la premeditación de prevenirlo. Y disfrutar mientras tanto lo máximo posible. Dejarse llevar por el estrés tiene efectos en nuestra salud, nuestra psique y por ende en nuestra vida.
Contradice todos los aspectos de la misma moneda que tanto defendemos; un descanso sagrado, la meditación, la no presión…
Y este señor por desgracia tiene muchos subtipos o hermanos gemelos. No siempre está relacionado con tu mesa de trabajo, ni con tu pobre jefe. El peor estrés es el que nos creamos nosotros mismos. Exigencias, presiones, expectativas y comeduras de cabeza. Incluso determinadas personas pueden generarnos estrés, estando en nuestra mano permitírselo o no.
Las glándulas suprarrenales y el día que nos las presentaron
Nunca antes habíamos oído hablar de estas pequeñas glándulas con forma de judía y responsables de liberar diferentes tipos de hormonas, (entre muchas otras cosas).
Su correcto funcionamiento es esencial para que nos sintamos bien y nos encontremos óptimamente.
Después de un estudio exhaustivo al que nos sometimos en el Centro de Medicina Integrativa de Madrid, nos quedó clara su importancia. Es fundamental contar con su correcto funcionamiento. Estas pequeñas glándulas pueden alterarse por el estrés y verse desgastadas. Estaríamos hablando de la fatiga adrenal. Cuando te encuentras fatigada, te despiertas sintiéndote cansada después de muchas horas de sueño, no tienes energía, te cuesta concentrarte y notas que te ahogas en tus quehaceres, igual es momento de consultar con tu médico y analizar su estado.
El estrés se cuela en todos los rincones de nuestra rutina y la fatiga adrenal es una condición sufrida por la mayoría de las personas en algún momento de su vida. El médico te recomendará una sana alimentación para superarla, podrá recetarte suplementos para recuperarte y gracias a tu sentido común, pondrás más atención en descansar, huir del estrés sinsentido y llevar una vida denominada como “sana”.
“I am burned out”. “Excuse me?”
El burned out syndrome es una condición extendida por todo el mundo, menos conocida en España y muy presente en varias profesiones. Viviendo en sociedades tremendamente competitivas y exigentes, hasta hace poco se asociaba éxito y triunfo a larguísimas jornadas de trabajo y apenas descanso, lo que viene siendo ser workaholic.
Como era de esperar esto con el tiempo resulta insostenible. Nadie es capaz de permanecer inmune a una forma de vida así por mucho que tu trabajo te guste. Lo cual por cierto sería lo ideal, pero no siempre es así. Estar quemado es común en nuestro moderno mundo.
Procrastinar es otro de los verbos nuevos de nuestros tiempos que no hace más que agrandar el problema. Posponer al día siguiente estresa más que enfrentarse a una tarea complicada.
No podemos forzar ni vivir sobre esforzando nuestros recursos y capacidades.
A veces alcanzamos estos estados sin saber realmente que estamos quemados y probablemente necesitemos dar un paso atrás. Subrayando la importancia de relajarnos y parar. Aunque vivamos en culturas estresadas es cosa nuestra fijarnos en esto que probablemente hayamos pasado por alto toda nuestra vida. Se traduce en todos los idiomas y síntomas más variopintos.
Apostar por el “modo avión” estando en casa y priorizar un número de horas de sueño mínimas restando horas de otros momentos de tu día por importantes que parezcan.
¿Cuántas veces achacan al estrés diferentes condiciones que se nos dan tanto a nivel físico como psicológico?
Hoy en día hasta en las descripciones de las ofertas de trabajo nos piden saber gestionarlo. Como una cualidad más junto al requisito de controlar las tablas de Excel.
El estrés no existe en sí mismo. Es una carga que nos autoimponemos como respuesta a lo que consideramos demasiado. Es una clara señal de que algo no nos resulta cómodo. Por su intensidad temática o sus condiciones. Por sus consecuencias.
Mantener un equilibrio sin entrar en estados de estrés, sin estar en una condición hiperactiva sería la forma ideal de vivir. Molaría vivir sin él.
Vivir tus días de la A a la Z sin reparar en él ni en su existencia aceptando las características diarias de todo tal y como vienen, sin etiquetarlas como estrés o relax.
Todas conocemos a personas así que nunca se estresan ni “pierden los papeles”.
Muchas de las “mejores” cosas que podemos tener en nuestras vidas son precisamente las que suelen estresarnos. La clave está en saber cuándo desconectar. Ser conscientes de que hacer varias cosas a la vez es inabarcable. El término multitasking ha quedado obsoleto, es un claro enfatizador del estrés en una persona que se centra en lo mal que vas de tiempo. Que tienes que hacer X mientras haces Y finalmente sin haber concluido ninguna de las dos.
Centrarte en cada cosa mientras que la llevas a cabo pasando a la siguiente con tu atención plena en ella. Eso sería lo ideal.
¿Cómo evitar el temido estrés?
Cuando todo es una cuestión de etiquetas y percepciones las recetas para combatirlo se reducen. Las formas más habituales de rehuirlo se resumirían en las más simples:
- Relajarte de verdad ( por ejemplo meditando).
- Dar con tu método personal favorito. ( Pasear, jugar con tu mascota, quedar con las amigas o buscarte una afición creativa).
- Ser activo pero racional, realista.
- Relativizar, dar importancia a lo que la tiene.
- Evitar el caos. (En tu mundo exterior e interior).
- Huir de la pereza, (peligrosamente cercana al relax, saber diferenciarlas).
- Ejercicio siempre.
- Amistades. Nunca se tienen demasiadas y son la mejor vía de escape.
- Ayudar a los demás y pedir ayuda que para eso estamos.
- Sentido de humor compartido. Como seres sociales que somos esto es fundamental. “Rompe el hielo”.
- Dormir las horas que tu cuerpo merece y que seguro, son más de 6. (Parecemos un disco rallado).