
Al igual que por los productos coreanos el furor por la cosmética francesa de farmacia arrasa por todo el mundo.
Turistas que aprovechan sus viajes culturales a París o a la Provenza francesa, programan una visita a una farmacia francesa dentro de sus organizadas vacaciones.
En España está empezando a suceder lo mismo que en el país vecino. Muchas de las turistas que pasan sus vacaciones aquí, no pierden la oportunidad de cotillear una farmacia, con el conocimiento de que podrá encontrar grandes hallazgos. Colonias, vaselinas, cremas y básicos de las marcas españolas. Lo que sus amigas les han contado maravilladas. ¡Ellas también quieren!
Y no es para menos. ¿Quién no ha acabado en una farmacia más tiempo del estimado para comprar una caja de aspirinas? Teniendo al perro o a la familia entera fuera esperando pacientemente.
Similar a cuando entrabas en una tienda de caramelos de pequeña.
Productos de colores, con packagings diversos y mil eslóganes de belleza repartidos por los estantes. Estando ahí rodeada, te empiezan a venir a la mente dolencias que tenías olvidadas, necesidades cutáneas (de repente muy urgentes) y curiosidad por saber. Sobre todo mucha curiosidad. Evitas el contacto visual con el personal de la farmacia para que no se te acabe el tiempo de contemplar y cotillear sus novedades.
Nuestra vida no sería igual sin productos que nos han acompañado desde que andábamos en pañales, que nos han visto crecer, que hemos compartido con nuestras amigas y que todas conocemos.
Nosotras tenemos clarísima nuestra lista de los habituales en nuestros cuartos de baño que podemos encontrar hasta en nuestros bolsos.
- El mítico bote rosa de la vaselina Gal de toda la vida, con su característico olor y textura. Que nunca defrauda. En aquellos años de exámenes y bibliotecas, ¿en cuántas mesas podías encontrar este botecito junto a los apuntes de más de una?
- Para cuando llegaba el invierno también contábamos con el amado Letibalm férreo acompañante durante resfriados y peladuras de nariz. Solo el olor te hacía sentir más aliviada. Maravilloso Letibalm con sus versátiles usos.
- Las colonias de bebé españolas son veneradas por muchas mujeres por todo el mundo. Por su precio, formato y característico olor, marcan huella. Ese bote de Gotitas de Oro, Denenes o Nenuco, ¿cuántos veranos nos han acompañado? En el paso de niñas a mujeres que buen recuerdo cuando dosificabas una parte de ese botella de 1L en un bote más pequeño que tuviera spray, fundamental, para llevarlo en el bolso. Y en cada momento de emergencia o ambiente sospechosos sacabas tu arma olfativa inundando la estancia con una nube de Nenuco. Era como un despertar, de la resaca, en la biblioteca o en el coche. Hasta la compartíamos con novios de la infancia. Adoptamos versiones nuevas en nuestros años supuestamente adultos, sustituyéndola por las colonias de Nahore y por supuesto Álvarez Gómez. Ambas pasaron a ocupar nuestros corazones.
A día de hoy continuamos sin poder imaginar un verano sin estas colonias, un baño sin ninguno de estos botes, una casa en la que no te encuentres ninguno de ellos en sus estantes.
- Sabemos que el champú amarillo de Johnson & Johnson no es un producto español per se pero ciertamente nos ha acompañado desde nuestra más tierna infancia y ahora acompaña a nuestros pequeños. Tenemos su olor grabado en la nariz. Ese olor tan característico y evocador de nuestros primeros baños. Hasta hace poco estaba en nuestras bañeras, tal vez cuando tocaba hacerse mayor y más sofisticada tuvimos que moverlo a un segundo lugar. Para los 4 pelos, la fosquez o dominar nuestros rizos teníamos que apostar por otros más específicos.
- Recordamos el nacimiento de los Comodynes en nuestra vida perfectamente, cuando no existían aún los autobronceadores. Causaron un boom. Todas los probamos y experimentamos el antes y después. También este olor lo tenemos en nuestra cabeza, tan particular de estas toallitas. La emoción de ponértelo antes de un acontecimiento que tenías al día siguiente. Los seguimos guardando en nuestros cajones para momentos puntuales.
- La Andina marcó también nuestros días adolescentes, con aquella mezcla que tenías que hacer para conseguir el acabado deseado y poder aplicarte esa masa final. De primeras el olor asustaba y nos seguimos acordando de él a la perfección. Este invento tan socorrido nos hacía las veces cuando aún no pasábamos de la cera.
- La Nivea de bote azul sabemos que no pertenece a territorio español, más bien está repartido por todo el mundo, pero juega un papel tan entrañable en nuestra infancia que resultaba imposible no mencionarla. De la mano de nuestras abuelas, no hay producto que se le asemeje en popularidad. Desde pequeñas aprendimos a encremarnos la cara y el cuerpo dibujando caras con esta crema. Podríamos escribir una novela entera sobre esta crema.
Porque un producto sin ser un perfume también puede transmitirte nostalgia y rememorar recuerdos bonitos que siempre llevas contigo. Las cosas pueden haber cambiado pero ese producto puede seguir apareciendo ante tus ojos en tus visitas farmacéuticas y aunque ya no lo uses, te sigue evocando memorias que te recuerdan lo feliz que fuiste en un momento puntual. Con su olor, su textura o simplemente con su embalaje. Es casi como una tradición.