
Manías al margen, una de las primeras cosas que vemos en una persona son las manos: cómo y si las lleva hechas, véase las uñas cuidadas.
¿Por qué nos atrae tanto esto?
Nos encanta una manicura bien llevada, no necesariamente con las uñas pintadas pero ya puestas siempre perfectamente acicaladas, las más mañosas por sí mismas y las demás confiando en profesionales para ello. Si las llevas pintadas perfecto aunque si es así, que estén inmaculadas.
Nosotras también pecamos de coleccionar pintauñas, en miles de colores, formatos y de varias marcas. Son baratos, divertidos y decoran estantes. Nuestra colección va en aumento aún sin dominar la práctica de la manicura perfecta.
Si todos juntos equivalen a X visitas al salón de uñas, ¿qué sentido tiene comprarlos entonces? Sí que lo tiene, ¡y mucho! A todas nos gusta tenerlos y coleccionarlos, quedan muy bien en su bandeja todos juntos y duran y duran a lo largo de los años. Y mientras tanto seguimos visitando nuestro centro de uñas favorito. Tranquilamente.
Las más listas, siendo pragmáticas, se llevan su esmalte preferido de casa para que la profesional lo use para hacerle las manos. De esta manera matan dos pájaros de un tiro y hacen uso de su adquisición. ¡Bien por ellas!
Cada una tiene las uñas de una forma específica y lo mejor es seguir esta línea a la hora de limarlas. Al margen de las modas y tendencias en cuanto a manipedis hay cosas inalterables y cada una sabe bien qué le gusta y qué le favorece a sus manos.
Nosotras lo tenemos claro: forma redondeada, uñas cortas y naturales. Sin pintar nos encantan y solo con un brillo transparente aún más. Pasando a los colores apostamos por el rojo oscurísimo, burdeos y negro. Siendo el color crema o nude nuestro ojito derecho. Aburrido lo sabemos. Pero también una apuesta segura.
Muchas mujeres llevan las uñas largas y les queda fenomenal, en varios países es lo más femenino y está a la orden del día. Admiramos nuevas ocurrencias y colores originales, un esmalte de uñas tiene que ir con la persona que lo lleve, se tiene que ver con él, con su tono de piel y su tamaño de uñas.
Cuantas veces nos pasa que nos encanta un color que le hemos visto a alguien y luego en nuestras manos no nos pega nada.
Aunque las uñas grandes tienen la mejor fama, lo buenísimo de las pequeñas es que te puedes arriesgar más con los colores, se ven menos y quedan más sutiles.
Verse las uñas cuidadas y arregladas, transmite paz e impecabilidad. Además de que viste y te da un toque extra aún cuando andes fatal de tiempo y tu vida sea un caos absoluto. Ayuda a reforzar. Suma totalmente. Y es de los primeros aspectos en los que nos enfocamos si tenemos que prepararnos para un evento importante.
Los tipos de esmaltado y diferentes versiones: gel, permanente, normal o semipermanente, pueden abrumar. Cada una conoce sus uñas y el estado en el que están. Muchas dolencias de salud se pueden apreciar en la calidad y aspecto de estas.
Al igual que el pelo hay personas que las tienen más débiles y que se rompen con mirarlas. Herencia de mamá y papá, la genética juega un rotundo papel en su condición. En función de esto la experiencia de una manicura no es siempre ideal, puede pasarte que tu uña quede quebradiza y muy seca incluso después de una manicura normal. ¡O no! Depende de cada persona.
Ayuda para uñas quebradizas:
-Espaciar las manicuras de cualquier tipo. Especialmente en verano si vas a la playa déjalas disfrutar se sus fabulosos beneficios, agua de mar, sol y arena, ellas también lo quieren gozar a pelo.
-Hidratar es fundamental. Uñas y cutículas sufren con todos los lavados de manos a las que las sometes y necesitan su propio acondicionador. Para hidratar ambas puedes usar varias opciones: el aceite de oliva virgen es buenísimo, (si está un pelín templado, mejor), también el aceite de mirra, de jojoba o de vitamina E. Una buena idea es aplicarse uno de estos aceites y luego pasar a aplicarse un endurecedor de uñas. Destacable también es la lanolina pura. Productos pensados para mamás lactantes, como Purelan 100, son ideales para tus uñas y cutículas. (Eso sí, prueba la primera vez con un poco para evitar reacciones alérgicas).
-Siguiendo el hilo hidratante hazte con un buen aceite para cutículas (muchos contienen los ingredientes naturales que hemos comentado), o háztelo tú misma pero asegúrate de cederle protagonismo en tu mesilla de noche. O en la de tu trabajo. Siendo constante en su uso notarás sus beneficios en el estado general de tus uñas.
-Fíjate en la higiene de los centros de uñas que visitas. El boom de los salones de manipedi lleva ya muchos años, esta moda ha hecho que aparezcan algunos excelentes y otros menos. Más allá de imponentes decoraciones y precios disparatados es importantísimo que impere la pulcritud y la práctica correcta en este tipo de centros. Que estén desinfectados los utensilios, lavados antes de que te llegue el turno a ti. Una mínima higiene que debes exigir cuando pones tus manos en las suyas. Te recomendamos visitar nuestro listado de centros recomendados si estás buscando el mejor para hacerte la manipedi. Puedes filtrar por ciudades y ver si está la tuya. Solo aparecen los que nos han recomendado directamente una de nuestras colaboradoras.
-Cuida qué esmaltes te aplicas. Esto es como todo, huye de marcas desconocidas con olores tóxicos a barniz que marean. Al final es un producto que estás aplicando sobre tu cuerpo de forma permanente durante X tiempo. Existen pintauñas cada vez más naturales con composiciones más amigables y que no pierden valor en su aspecto estético. Algunos incluso los encuentras en tu farmacia. Nos gustan los de Handmade Beauty y La Roche-Posay.
¿Y qué pasa con los padrastos? Pues eso mismo nos preguntamos nosotras. Esas pielecillas para proteger la uñas siempre han sido un enorme interrogante y hemos intentado alterarlas lo menos posible. Que te las arreglen en una manicura fenomenal pero no mucho más allá de lo que te parezca natural, mejor no tocarlos demasiado y dejarlos a su aire, solemos pensar. Esto también varía según la persona. Lo dejamos en tus manos.